Descripción
La audición es un sentido fundamental para el ser humano, que representa la base del
desarrollo del lenguaje y la comunicación. La hipoacusia definida como pérdida de la
capacidad auditiva es una de las enfermedades crónicas más prevalentes en todo el mundo,
y trae consigo alteración de la comunicación, disminución de la actividad social y
alteraciones emocionales que puede contribuir al desarrollo de depresión y demencia en
el adulto mayor. La hipoacusia neurosensorial no puede ser tratada médicamente, su
principal tratamiento es la amplificación de sonidos a través de un auxiliar auditivo. La
afectación de la hipoacusia en la calidad de vida puede ser evaluada mediante el Hearing
Handicap Inventory for the Elderly (HHIE), un cuestionario de 10 preguntas que evalúa
la calidad de vida social y emocional. El objetivo del presente estudio fue determinar la
mejoría en la calidad de vida en pacientes mayores de 65 años usuarios de audífonos con
hipoacusia neurosensorial. Fue un estudio analítico, prospectivo, realizado durante los
meses de abril del 2018 a marzo del 2019 en el centro audiológico Proaudio de la ciudad
de Quito. Se realizó el HHIE, cuestionario basal y revisión audiométrica a todo paciente
mayor de 65 años que cumplió los criterios de inclusión y exclusión, se revaloró al
paciente a partir de 3 meses de la adaptación del auxiliar auditivo con el cuestionario y
HHIE control. Es un estudio no aleatorio por lo que se tomó a todo el universo como
muestra del estudio, que fue representada por 143 pacientes que completaron todas las
evaluaciones.
La mayoría de los pacientes (53,1%) se ubicaron entre los 75 y 84 años, con una ligera
predominancia masculina (53,8%); de acuerdo al lugar de residencia principalmente fue
en una zona urbana en un 86,7%; 71 pacientes fueron hipertensos (49,7%); el 69.9%
(n=100) de pacientes tuvieron hipoacusia moderada y el 42% de pacientes tuvieron un
tiempo de evolución entre sintomatología y adaptación auditiva mayor a 5 años. El tipo
de audífono que se adaptaron principalmente fue RIC en 79 pacientes (55,2%); la mayoría
de gama tecnológica media 56,6% (n=81). Las horas de uso diario del audífono en 78
pacientes (54,5%) fue mayor a 8 horas/día. Hasta el 21,7% de pacientes requerían ayuda
de sus familiares/cuidadores para el cuidado de su audífono. De entre los pacientes que
manifestaron una adaptación insatisfactoria (N=33): se encontró que la mayoría de ellos
36% era debido al ruido que emite el dispositivo y en un 27% de los casos porque no
cumplió las expectativas.
El puntaje del HHIE basal promedio fue de 28,7 y del HHIE control de 9, que mostró
una asociación estadísticamente significativa (< 0,05). Lo que demuestra que los
auxiliares auditivos mejoran la calidad de vida de los pacientes con hipoacusia
neurosensorial, tanto en la esfera social como emocional. No hubo asociación significativa
entre la severidad de la hipoacusia, la discapacidad o la mejoría en la calidad de vida.
Los pacientes con más de 8 horas de uso diario, demostraron una gran mejoría en el
52,6% de los casos, mientras que la mayoría de los individuos con menos de 3 horas de
uso al día mostraron ausencia de mejoría en el 71,4%. Los casos que usaron el dispositivo todos los días presentaron gran mejoría 44,6. Estas variables mostraron asociación
estadísticamente significativa (< 0,05).
Podemos concluir que la calidad de vida en pacientes adultos mayores con hipoacusia
neurosensorial mejora con el uso de un auxiliar auditivo. La calidad de vida se vio
beneficiada tanto en el ámbito social como emocional y de manera equitativa. La mejoría
en la calidad de vida es independiente del grado de pérdida auditiva, del tipo de audífono
que se adquiera, del tipo de adaptación (monoaural/binaural) que reciba, y del tiempo de
la evolución de la hipoacusia antes de la adaptación. La tecnología del dispositivo (gama),
el número de horas/día y días por semana que los pacientes usan el dispositivo, se asoció
con el grado de mejoría en la calidad de vida.
Los pacientes adultos mayores con hipoacusia neurosensorial, independientemente de
su edad, sexo, escolaridad, zona de residencia y comorbilidades mejoraron su calidad de
vida en sus esferas sociales y emocionales.