Descripción
Como habitante de Zipaquiraá y artista zipaquireño, el teatro Roberto Mac-Douall tiene una gran carga
simbólica, para la identidad del pueblo y para el gremio artístico, ya que las generaciones de todo
el siglo XX han tenido algo que ver con este lugar, mi familia paterna hace poco más de 100 años al
llegar al pueblo de Zipaquirá se asentó en una casa contigua al teatro, donde tres generaciones
hemos disfrutado de la cultura zipaquireña y los eventos artísticos más importantes. Testigos
también de la decadencia y el abandono, duele ver el teatro casi en ruinas y por el olvido y las
desacertadas decisiones administrativas locales.
Surge así la motivación, que reconoce el potencial de la recuperación del Roberto Mac-Douall,
partiendo de su adaptación y la adaptación de su contexto inmediato a las necesidades actuales de
los gremios artísticos y culturales del municipio, aparte de la recuperación física del inmueble
Desde épocas pre-hispánicas hasta hoy, Zipaquirá ha tenido gran relevancia en las redes comerciales
y de comunicación del territorio. Ubicada en el medio del camino real o camino de la sal, lo que hoy
conocemos como carrera 7, comunica la capital: Santa Fe con el resto del país, pasando por Tunja.
Esta estratégica ubicación le permitió acceder fácilmente a los hechos determinantes en la cultura
de todo el país, por lo que hoy alberga una gran riqueza cultural e histórica, pero así mismo ha sido
expuesta a fuertes influencias que han generado algunas problemáticas, como una transformación
descontrolada, que se hace evidente y crítica en la manzana de estudio donde se ubica el Teatro
Mac Doual.
Con el proyecto “Roberto Mac-douall, parque de los artistas”, se hace un diagnóstico del centro
histórico de Zipaquirá, donde se encuentra una desapropiación por los habitantes del centro y los
nuevos habitantes del municipio y la periferia y que no tienen ningún sentido de propiedad con todo
el legado histórico que albergan las calles de la Zipaquirá antigua, esto resulta en problema cíclico,
ya que los hitos mas importantes se encuentran deteriorados y se le resta importancia a primera
vista para el ciudadano de a pie y por ello, el mismo ciudadano con actos mínimos de desuso,
higiene y vandalismo, contribuye a ese deterioro. Así las cosas, se busca como estrategia, reactivar
los hitos del centro histórico y de allí nace la idea de la recuperación del Teatro Roberto Mac-Douall,
un teatro querido por los zipaquireños, que inicia como una representación de la gran importancia
cultural de Zipaquirá en la zona de la sabana de Bogotá, pues es el centro urbano al que acuden los
habitantes de municipios aledaños como Nemocón, Cogua, entre otros, para suplir necesidades de
servicios y desde luego entretenimiento. El teatro que se inaugura en el año 1937, 24 años después
del inicio de su construcción, empieza a fortalecer el centro del municipio, en el ámbito cultural de
la sabana, pues era allí donde los grandes artistas zipaquireños y colombianos expusieron sus obras,
donde llegaron las muestras de artes esencias del exterior, donde se hicieron hasta debates
presidenciales y el primer cine de toda la región. Llegado el siglo XXI, por decisiones administrativas
y la llegada de los cines de alta tecnología, el teatro cae en obsolescencia para convertirse en ruina,
estado en el cual se encuentra actualmente, lo que ha provocado una desapropiación completa de
los habitantes del municipio y que unos pocos, entendiendo su gran carga simbólica y su valiosa
condición de espacio transicional de la Zipaquirá antigua y la Zipaquirá moderna por estar ubicado
en la ultima manzana del centro histórico, valoramos y vemos una gran oportunidad de devolverle
ese carácter, de la Zipaquirá donde llegaba todo lo bueno de afuera y por donde tenía que salir lo
mejor de la capital.
Con el problema de la desapropiación del patrimonio arquitectónico del municipio se desencadenan
otros, como una falta de espacios para las representaciones de los distintos gremios artísticos
zipaquireños, y actualmente unido a la decisión de convertir el instituto de cultura en un museo
para Gabriel García Márquez, que sin duda hace falta, pero que desplaza a las escuelas de formación
artística, donde hay mas de 5.000 estudiantes en promedio por semestre, que están sujetos a
disponibilidad de espacio para sus prácticas, pero que tristemente termina en una logística del
fracaso.
Teniendo en cuenta esto, sabemos que el zipaquireño y las juventudes del municipio siguen
interesadas en formarse con los excelentes maestros que alberga el municipio y es por esto que
encontramos una gran oportunidad, en es ese espacio olvidado, en esa manzana donde apenas se
intuyen los vestigios de un paisaje colonial, donde hay un monumento a las artes a punto de caer y
que un 70% de su área esta destinada a uso de parqueaderos que ya no se usan por las nuevas zonas
azules. Una oportunidad para darle un espacio adecuado a cada joven, anciano y niño que se quiera
formar artísticamente, un espacio que le devolverá la vida y la gloria a este edificio que se ha
convertido en un símbolo para todos los artistas zipaquireños, que anhelamos volver a habitar este
lugar.