El proyecto surge como una posibilidad de experimentación dentro de tres inquietudes, la habitabilidad de los mundos virtuales, las arquitecturas líquidas y las arquitecturas genéticas. Es entonces que surge la pregunta ¿qué espacio es necesario para habitar un mundo virtual? Y así se constituye el proyecto, un umbral de interacción entre los mundos virtuales y el mundo físico. La aproximación teórica parte de entender la ciudad en términos de velocidad, no lugar y cultura, donde elementos como la información, el espacio propiciado por redes, la hibridación y la identidad global se convierten en determinantes proyectuales, de esta forma, se define una plataforma físico-teórica sobre la ciudad de Bogotá donde se relaciona transicionalmente el hito urbano, el equipamiento y el entorno virtual para establecer el umbral como nodo relacional.