La recepción de la revelación en el espíritu histórico-hermenéutico de la Dei Verbum (DV) puede traducirse teológicamente afirmando que la autocomunicación de Dios se realiza en la mediación y relación del actuar humano. Esto significa que la acción humana constituye un lugar teológico de mediación de la revelación, por lo que facilita la comprensión y explicitación de la relación de Dios con los hombres y las mujeres, en el contexto de los hechos de la historia. Dicho en otras palabras, no hay incompatibilidad entre el actuar de Dios y las acciones humanas, según la recepción teológica que se inspira en el giro de comprensión de la revelación en la DV 2, en su planteamiento: Dios se revela en hechos y palabras .