La construcción representa una actividad que demanda alto consumo de materiales, siendo asimismo, una importante generadora de residuos y de contaminación, hechos que han motivado a entidades, industrias, investigadores y demás actores de esta cadena de valor alrededor del mundo, a modificar los métodos convencionales de producir y fabricar materiales y diseñar, construir, operar y demoler los proyectos civiles (Camacol, 2012) contribuyendo al desarrollo sostenible del que actualmente se promueve en todas las economías del planeta. El alto consumo de materiales de construcción como el concreto, recae al consumo excesivo de materias primas, que habitualmente se encuentran en la naturaleza, siendo la extracción de recursos naturales el impacto más importante, generador de afectaciones ambientales y paisajísticas. Estos motivos han llevado a entidades de protección del ambiente y gobiernos distritales y nacionales a limitar cada vez más el acceso a estos recursos, como es el caso de la explotación de canteras y minas en la ciudad de Bogotá, por mencionar un ejemplo, el cierre del Parque Minero Industrial de Tunjuelo, en donde se ordenó suspender la actividad minera mediante la Resolución 4626 del 2010 de la Secretaría Distrital de Ambiente. Este tipo de restricciones representan costos por razones de transporte, en cuanto a trayectos cada vez más largos de movimiento de material, contaminación vehicular, problemas de tráfico, capacidad de acopio, etc.