El conjunto que conocemos como arte está constituido por otros conjuntos (de objetos, expresiones, huellas, etcétera) que le redefinen permanentemente. Cada nueva serie de obras que ingresan a él constituye un acontecimiento que suspende el sentido del conjunto y encarna uno nuevo. Siguiendo argumentos de Deleuze y Guattari, cuando una nueva obra o un nuevo conjunto de obras son presentados ante una serie, se produce un acontecimiento paradójico que reclama un lugar en la serie conocida y, a la vez, parece sobrar en otras series. En el caso de la serie de obras subsumidas por el concepto arte, con cada nueva obra (realizada o descubierta) aparecen nuevos sentidos: el encarnado por la obra, el que produce en el arte y el que surge al llamar arte a la obra. En este texto, nos concentramos en un conjunto de obras del arte tulato (procedentes de las regiones de Tumaco en Colombia y La Tolita en Ecuador), que nos permitirá poner en juego las formulaciones anteriores y nos acerca a la noción de acontecimiento, buscando la aptitud del concepto de arte para proponer sentidos en el conjunto y en algunas piezas singulares y en los modos como el conjunto nos formula nuevos sentidos del concepto mismo.