Con el presente ensayo se busca, más que una exposición de la filosolia de Unamuno, una actualización de su mundo interior —como una de las formas históricas más depuradas y profundas de humanidad— en nosotros sus lectores. Se trata aquí de una excitación a la vida auténtica a través de la exposición del pensamiento de un filósofo que hizo de su pensar una ejercitación en la esencial conflictividad de la esencia humana. El lector deberá encontrar en los epígrafes que se han introducido a la unidad originaria del ensayo, no tanto cortes temáticos cuanto simples señales o advertencias en el sinuoso camino de nuestro discurso hacia su tema central: la multiforme y desgarrada interioridad humana. He tratado de colocar al lector en la perspectiva desde la que Unamuno mira a su propia vida y, desde ella, a la humanidad entera. Filosofar es, para Unamuno, tomar conciencia de la "agonía" de ser hombre y asumir con decisión la propia humanidad. Se filosofa para adquirir la lucidez y la valentía necesarias para vivir como hombre.Por razones de espacio en nuestra revista, dividimos el ensayo en dos entregas; en el N' 15 presentamos la primera y hoy la segunda y última, en la cual se tratan los temas de la muerte, la eternidad, la duda y el amor, y fundamentalmente el sentido dinámico de la vida a diferencia de la petrificación de la razón.