El presente trabajo evidencia algunas temáticas relacionadas con los usos del cuerpo humano muerto, que surge como propuesta ante el uso indistinto y ambiguo de los términos -cadáver- y -cuerpo- en los ámbitos científico y político-social, sin que necesariamente éstos tengan el mismo significado, uso o interpretación. Este nuevo concepto muestra su utilización desde lo biomédico, cuando la muerte ocurre en un sentido biológico o clínico y se cuenta con lo que comúnmente se denomina cadáver, como desde lo político-social, cuando los cuerpos son objeto de una muerte social y jurídica, donde no necesariamente existe per se un cadáver. Desde la bioética se evidencian algunas problemáticas invisibilizadas donde los cuerpos humanos muertos se han venido usando en los contextos biomédico y político-social como dispositivos de biopoder y tanatopolítica, así como reguladores del cuerpo individual y colectivo, de industrialización de la muerte, tortura, entre otros, con serias implicaciones en la investigación científica, la docencia y la práctica médica; en la investigación criminal y la práctica forense; en la investigación judicial; en la dignificación de los cuerpos humanos muertos; en los procesos de verdad y justicia; en la construcción de memoria y reparación de las víctimas.