Este texto es la voz de la piel de la guerra. Cada diálogo de entrevistador y entrevistado llega hasta la herida y se mete en ella. Muestra los guerreros, embravecidos en el combate, concentrados en conseguir la muerte del enemigo; los instantes humanos, de cuidado del otro, de amor de pareja en las noches que amanece en batalla; el fragor de balas que pegan sin dolor como golpes brutales; el sufrimiento y silencio y aislamiento cuando paran las explosiones; el campo de muertos; el quedar inconscientes y despertar en hospitales de cambuche, en enfermerías enemigas; el encontrarse perplejos ante el futuro, con la marca en la piel, con el órgano destruido o desaparecido para siempre. Así, surge la pregunta de si vale la pena seguir viviendo cuando los compañeros pasaron al otro lado, con el interrogante ¿para qué sirvió esto?
Francisco de Roux, S. J.