Atestiguar el paso del tiempo en los demás, evitando atestiguarlo en mí. Inferir sobre la temporalidad que atraviesa y podría atravesar un rostro. Una reflexión sobre los rostros que me han venido acompañando. Retratandolos, habitandolos y haciendolos dialogar. Lo anterior se formaliza bajo lineamientos que se alejan de lo que fue mi arraigado perfil gráfico, buscando así dialogar con otros lenguajes, como lo son la plástica. Esta práctica se complementa con una juiciosa labor de archivo y registro, desde la cual también se articula el que hacer y se atestigua el el tiempo que me atraviesa.