El diaconado es uno de los ministerios más antiguos y más nuevos. Más antiguo, porque aparece ya indicado en la Iglesia del Nuevo Testamento. Más nuevos, porque es con la renovación del Concilio Vaticano II, que se restablece en una forma definitiva a través del nuevo Codex Iuris Canonici de 1983 el Diaconado Permanente, a través de su Legítima Ordenación, consagración e
imposición de manos por el Obispo. Es un Ministro Sagrado, forma parte de la Jerarquía Eclesiástica del Clero en su grado inferior de los Presbíteros y Obispos y es así como se establece su Misión Diaconal y se viene a constituír el Estatuto Canónico del Diaconado Permanente, con funciones propias de su ministerio, debiendo ser comprendido e identificado como un seguidor
de Jesús.