Descripción
A partir de la convicción alcanzada por los estudios joánicos en torno de la existencia de diversas cristologías presentes en el cuarto Evangelio, se expone la figura del discípulo amado como elaboración teológica del último redactor para desarrollar las consecuencias cristológicas y eclesiológicas de la muerte de Cristo, en continuidad con la tradición de los emisarios divinos y de los “amigos del rey”. Tal relectura enfatiza la realidad de la muerte de Cristo, que expresa una reacción a la cristología del enviado causada por el cambio geográfico y cultural, en el contexto de la división interna producto del docetismo.