Es cada vez más frecuente invocar la palabra interdisciplinariedad en debates y discusiones académicas. El éxito del término es innegable, pese a que los encomendados a su imagen encuentran dificultoso situarlo históricamente, definirlo y ponerlo en práctica. Es atractiva la palabra y se la aconseja como panacea de la entera conciencia científica de nuestros días.