Descripción
Nos encontramos ante una crisis de la experiencia. Nuestro sistema perceptivo se enfrenta a un
medio que lo adormece y le impide generar experiencias llenas de sentido, en donde se abran otras
posibilidades y relaciones con el mundo. El modo moderno de vida se encuentra marcado por la
fugacidad y la aceleración, lo cual provoca que, en lugar de experiencias (Erfahrung), tengamos
vivencias (Erlebnis). Nuestras relaciones con los espacios, las cosas, las personas e incluso con el
tiempo ya están previamente determinadas por dinámicas que obedecen a los intereses de la lógica
dominante: la del progreso, en cuyo itinerario no existe tiempo para el detenimiento. Hablar de la formación de un sujeto con capacidad de acción política implica necesariamente hablar
de la recuperación de la capacidad para tener experiencias, pues en éstas se encuentra la clave para
la apropiación de nuestras condiciones actuales de vida. En este trabajo se indaga sobre las
posibilidades que abrigan las expresiones artísticas en cuanto a la generación y suscitación de
experiencias valiosas para la producción de un pensamiento activo, crítico y agudo. En este sentido,
la discusión en torno al arte no se centrará en qué es arte y qué no lo es; cuál formato es
legítimamente artístico y cuál no lo es, tal como lo hicieron y hacen los puristas del arte. Por el
contrario, el mayor interés de este trabajo está puesto sobre la función social del arte, sin
discriminar los formatos que se usen para su cumplimiento.