Descripción
Durante siglos, la humanidad ha confiado a la prisión el castigo de los criminales. Tal como la conocemos actualmente, la prisión surgió de un movimiento reformista del siglo XVIII que hizo frente a los castigos físicos de su época, resultando como una alternativa más respetuosa para con los delincuentes. Sin embargo, desde entonces no parece haber un cambio sustantivo en las penas, muy a pesar de que, en varias jurisdicciones, como en la colombiana, el modelo haya demostrado su fracaso, tanto por sus condiciones como por las tasas de reincidencia. Así las cosas, el presente trabajo busca explorar programas de emprendimiento y economía naranja, aprovechando su boom y las facilidades tecnológicas actuales, y teniendo en cuenta la necesidad y surgimiento de movimientos y corrientes alternativas a la prisión como la conocemos, considerándolos como mecanismo para resocializar a los infractores de la ley penal que, por razones económicas, cometen delitos que les provean de recursos.