Una gran nube emerge frente a nosotros en la cima de la montaña ¿Es el paisaje al que buscamos cuando salimos al encuentro con la naturaleza, o es a encontrarnos a nosotros mismos? Los registros fotográficos de atardeceres y nubes son evocaciones a imágenes irrepetibles y etéreas, y al igual que las expediciones por las montañas que viví para cazarlas, se desvanecen en el olvido. El paisaje se presenta entonces ante nosotros como un espejo que nos habla analógicamente a la vida y lo mutable de la naturaleza, el acto de mirar y contemplar se torna en un ejercicio existencial y espiritual que no incita a seguir mirando nuevos horizontes nuevas montañas que escalar.