Descripción
«Ahora, sin dependencia alguna de la ley, la justicia de Dios se ha manifestado, atestiguada por la ley y los profetas. Justicia de Dios por la fe en Jesucristo, para todos los que creen. Pues no hay diferencia alguna, ya que todos pecaron y están privados de la gloria de Dios. Y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús, a quien Dios exhihió como instrumento de propiciación por su propia sangre, mediante la fe, para mostrar su justicia, pasando por alto los pecados cometidos anteriormente en el tiempo de la paciencia de Dios. Y eso para mostrar su justicia en el tiempo presente, para ser Él justo y justificador del que cree en Jesús», (Rom 3, 21-26).