Descripción
Actualmente, la palma aceitera es el cultivo de más rápido crecimiento en términos de área sembrada en Colombia. La palma aceitera se ha sembrado en 152 de los 1103 municipios de Colombia y 67.672 personas trabajan en actividades relacionadas con este cultivo, en las cuatro zonas geográficas de cultivo de palma aceitera de Colombia (Norte, Central, Oriental y Suroccidental) (Dane, 2018). Las cifras muestran que alrededor del 80% de los productores de palma aceitera son de mediana y pequeña escala, y casi el 45% de la fruta procesada en las plantas de palma proviene de este tipo de operaciones (Mesa 2018).
La Zona Oriental de cultivo de palma aceitera (departamentos de Meta y Casanare) representa la mayor superficie plantada con palmas de aceite en Colombia, con el 35% del área total plantada. En la Zona Oriental hay cultivos de palma aceitera en treinta (31) de los cuarenta y ocho (48) municipios y es una de las actividades económicas más importantes, junto con la extracción de petróleo y la producción de ganado. Esto último, explica por qué es deseable mitigar la exposición a cualquier riesgo que caracterice la actividad agrícola. Entre estos riesgos se encuentran plagas como Marchitez Letal (ML), que se considera la enfermedad más retadora para los cultivos de palma aceitera que se desarrollan en la Zona Oriental palmera y ha causado la eliminación de 624,108 palmas entre 1994 y 2017.
Investigadores del Centro de Investigación en Palmas de Aceite (Cenipalma), junto con técnicos encargados de proporcionar asistencia técnica a los cultivadores de palma formularon un conjunto de criterios que ayudan a controlar la propagación de la ML, a saber: detección temprana, la erradicación oportuna de las palmeras enfermas de ML, la identificación de grupos de palmeras infectadas ML, el control de vectores, la selección de cultivares parcialmente resistentes, así como buenas prácticas agrícolas. Sin embargo, este conjunto de criterios no aborda una cuestión importante que deben enfrentar los productores. Esto es, decidir el momento en que el negocio deja de ser rentable, debido a la caída en los rendimientos y el aumento en los costos asociados con el control de ML en lotes infectados.
Esta investigación se basa en un modelo propuesto por Mosquera et al. (2015) que propone una interacción entre los componentes biológicos (dinámica de la incidencia de la enfermedad) y un flujo de caja neto (ingresos brutos y costes de producción), con el fin de determinar el momento en el que la incidencia de la enfermedad es tan alta que no se alcanzan los ingresos. Este modelo permite probar diferentes alternativas de control de enfermedades, como plantar cultivares resistentes a ML (a diferencia de cultivares susceptibles).
Los resultados indican que los cultivares susceptibles a la ML, si son infestados en las primeras etapas del desarrollo de los cultivos (3 a 9 años después de la siembra), derivan en un negocio inviable. Por otro lado, los cultivares con un cierto grado de resistencia a la ML, si son infestados en las primeras etapas del desarrollo de los cultivos, pueden permanecer en el negocio. Esta es una poderosa herramienta para los cultivadores al planificar una plantación de palma aceitera en la Zona Oriental palmera de Colombia; para no hablar del hecho de que menos casos conducirán a una menor cantidad de pesticidas requeridos.