El derecho eclesial pese a ser coactivo es un instrumento que está al servicio de la salvación integral de la persona humana y por ende es instrumento de comunión. Ahora bien, el derecho procesal y penal se orienta a proteger esa comunión desde los recursos que le son propios. De esta manera podemos verificar que el Derecho Eclesial, objetivado en sus cánones y en los diversos procesos judiciales que adelanta tiene como fundamento inmediato a la persona humana y como fundamento último dar Gloria a Dios al restituir y exaltar la verdad.