En la región de Sucre existe una famosa bailadora de fandangos llamada Pola Becté quien revive cada 20 de enero cuando las bandas tocan su canción, sin embargo, pocos saben que el compositor de este tema, cuya letra se perdió en los azares de la historia, fue un campesino llamado Pedro Alquerque. Su hija, Inés López Alquerque, contó la historia de su padre y cantó los versos perdidos de la canción hasta el día en que se apagó su voz.
Este trabajo de grado -que es frontera entre la investigación y la creación- busca rescatar el testimonio de Inés como parte importante de la conformación identitaria de su familia y, por extensión, del pueblo sucreño haciendo uso de las teorías de las etnopoéticas y los postulados de Elicura Chihuailaf sobre la escucha de las raíces.