La supervisión y la regulación del sector financiero por parte del Estado no ha sido un tema pacífico, pues hay quienes insisten en la importancia de librar su desarrollo y evolución a las leyes propias del mercado. No obstante, en la actualidad se puede afirmar que hay un consenso en torno a que no sólo es viable la intervención del Estado en la actividad financiera, sino que además resulta necesaria, toda vez que envuelve en sí intereses comunes tanto a la sociedad en general como frente a los usuarios en particular. Por lo tanto, fenómenos como los conglomerados financieros, deben igualmente regirse por una regulación de carácter estatal que propenda por la protección del interés público.