En uno de sus últimos libros El Anticristo, Nietzsche enuncia la que considera su tarea fundamental: la transvaloración de todos los valores. Para el autor los valores modernos son nihilistas y decadentes, ya que van en contra de lo que realmente favorece la vida. La modernidad en su búsqueda de una verdad unificadora, abstracta o metafísica pretende negar la multiplicidad de la realidad y su componente corporal lo que ha traído como consecuencia la perdida de sentido. Nietzsche, quien se siente víctima también de este nihilismo, propone transformar esos valores nihilistas en valores afirmativos para la vida. Esta transvaloración, como Nietzsche la llama, se produce desde la perspectiva y la interpretación particular de cada individuo. A este respecto, la religión también puede constituirse como una forma de afirmar la existencia desde la multiplicidad de las diferentes creencias, siempre que estas creencias se basen en una experiencia beneficiosa, creativa y transformadora para la existencia. Con este fin, Nietzsche en El Anticristo hace desde su perspectiva un análisis psicológico de varias tradiciones religiosas como el cristianismo, el budismo y el hinduismo, buscando aclarar en qué aspectos estas creencias pueden ser nihilistas y decadentes para la vida o afirmativas y transformadoras de la propia existencia.