En el verano de 1960 Foucault hubo de escribir a Blumenberg con motivo de la organización de una conferencia en la Universidad de Hamburgo a cargo de Maurice de Gandillac. La conferencia no llegó a realizarse y el encuentro entre Foucault y Blumenberg resultó fallido. A la historia de este fallido encuentro, se vendría a sumar el mutuo desinterés por sus respectivas obras. Por lo que parece, Foucault desconoció o no llegó a interesarse por los trabajos de Blumenberg, tampoco Blumenberg por los de Foucault. Pero hay un aspecto clave en el que las obras de ambos autores podrían complementarse a título póstumo: en el programa de una “metaforología política”. En este artículo abordamos la que quizá sea la máxima convergencia intelectual entre las obras de Blumenberg y Foucault: una metaforología del poder.