El objetivo principal de este trabajo es mostrar cómo el hombre de la sociedad actual se hace a sí mismo objeto de explotación para contribuir al buen funcionamiento del sistema, y cómo llega a ahogarse en sus propios imperativos de rendimiento, transparencia, hipercomunicación y consumo. Esta situación supone la deserotización de la vida humana, la supresión del pensamiento filosófico y con esto, la imposibilidad de una acción política democrática, la construcción de una comunidad política y el encuentro intersubjetivo libre que hace posible la amistad. La pertinencia de mi reflexión al respecto radica en que este fenómeno se extiende cada día más entre hombres y mujeres de todo el mundo, sobre todo en las democracias liberales. Tomaré como punto de partida algunas de las obras más recientes del autor surcoreano, haciendo énfasis en los planteamientos que permiten abordar el problema que quiero desarrollar, en cuatro partes fundamentales.