La hibridación se propone como un término de ruptura dentro del análisis de lo global y de lo arquitectónico. La hibridación supone la interacción de elementos de distinta naturaleza que pueden estar en evolución de manera independiente, pero que al mismo tiempo interactúan con su entorno, que es de una materialidad distinta. Para que la hibridación se dé de manera efectiva tiene que existir un elemento conocido como un catalizador, este cumple la función de permitir la relación entre estos elementos de los que hemos hablado, entonces reconoceremos que: la globalización, un hecho que con las dinámicas actuales ya no puede ser reconocido únicamente como un fenómeno de mercado y economía, sino que se extiende a hechos de sostenibilidad, cultura, arte, ciencia o tecnología y la consecuente interacción entre estos, y la arquitectura, que ya no puede ser entendida entre sus principios clásicos de utilitas, firmitas y venustas, sino que tiene la capacidad de integrar dentro de su estructura realidades medioambientales, tecnológicas, culturales, políticas, entre otras, son efectivamente catalizadores, elementos que permiten la interacción de otros y que al mismo tiempo interactúan con su entorno y por lo tanto son hechos híbridos.