Muchos han afirmado que el ideal del arte defendido por el modernismo ha llegado a su fin. El relato fundado por el arte moderno ya no aplica para ciertas prácticas contemporáneas, lo cual ha llevado a pensar que, más allá de ser necesario un nuevo relato que dé cuenta del arte en sus diversas manifestaciones, hay que reconocer el fin de los relatos, la incapacidad de producir una nueva narrativa que reemplace a la modernista para incluir y legitimar las formas del arte hoy. Es este fin de las narrativas lo que podemos comprender, siguiendo a Arthur Danto, como fin del arte, concepto que designa el paso del arte moderno al arte contemporáneo. El objetivo de este texto es comprender qué sitio ocupa el cine dentro de este tránsito —que, más que cronológico, es conceptual—, al analizar las nociones de pureza e impureza en el arte.