Descripción
Hasta hace algunas décadas, al hablar de arqueología la gente en general imaginaba esta disciplina como una labor un tanto exótica, ejercida por un profesional cuya imagen, estereotipada a través de la fácil información dada por los relatos imaginativos de revistas o películas, se visualiza en dos enfoques igualmente deformados o caricaturizados, pues podía ser el aventurero que descubre tesoros en tumbas milenarias y cuyos descubrimientos están aureolados por el misterio y estigmatizados por fatídicos presagios, o el sabio olvidadizo metido-entre huesos y piedras y absolutamente desligado de la realidad cotidiana, sumergido en el pasado y desinteresado de sus propias circunstancias históricas y sociales.