El desplazamiento forzado interno en Colombia surge como problema a mediados de la década de los 80 y se consolida como tal en el primer lustro del siglo XXI. Durante ese lapso, se perfilan claramente dos enfoques predominantes en la comprensión de este problema. El primero es el enfoque según el cual el desplazamiento forzado interno es producto del fuego cruzado y un efecto colateral de la guerra equiparable en sus consecuencias humanas a cualquier desastre natural. Un riesgo de este enfoque es que tiende a conducir a la individualización del problema y a centrarse en sus síntomas obviando las condiciones en que aparece. En una comprensión más amplia, el segundo enfoque concibe este problema como una estrategia de guerra de los actores armados en el marco de una disputa por el territorio.