Descripción
En adriático la poesía une las islas separadas y provoca nuevas cartografías imaginarias, a partir de la síntesis simbólica de lugares distantes y distintos que mantienen sus bellos nombres originales y que perviven en la memoria y en el afecto. Cada nombre es un pequeño altar en el que se adora algún lar ligado a la tierra ancestral, la tierra adriática del padre y de la madre, pero también a los dioses nuevos, los hallados, los encontrados y a la vez construidos. La magnífica flora de los trópicos y sus aves llamativas siempre están presentes en las escenas que el poema dibuja, con la mirada puesta en la lontananza adriática constante.
Rafael Castillo Zapata