La creencia religiosa lugareña tiene una base de tradición: se centra en las convicciones que se reciben por comunicación familiar o del grupo social en el que se ha nacido y en el que se vive. Pero, tiene también la dimensión de fe, que consiste en el dinamismo del amor de Dios que influye en los corazones y los orienta hacia una verdadera autenticidad. La vida religiosa campesina, que es la que se intenta describir, está arraigada en la vida ordinaria. Las personas viven y expresan su credo de una manera propia. Para ellos, lo sagrado precede toda la vida, guía su historia; la tierra donde viven constituye una manifestación de Dios.