En Colombia existen desde antes de la Colonia la minería, "tradicional" y que a la fecha esta técnica de extracción aún se realiza, se caracteriza por ser de baja escala e impacto ambiental, y además por ser una minería de subsistencia sobre todo por comunidades indígenas del país. Posteriormente surgió según el código penal, la minería "ilegal" (también denominada: de hecho) (Defensoría del Pueblo "DP", 2010), de gran escala y eminentemente mecanizada; lo que implica un alto impacto perjudicial para el medio ambiente, la ecología y el desarrollo socioeconómico. Se lleva a cabo con dragas y otro tipo de herramientas costosas que, sin control de las instituciones encargadas de regular la actividad minera y de los protocolos exigidos producen daños irreversibles al paisaje y a todo el entorno, arrasando la superficie y el subsuelo donde se encuentra el oro, además de la contaminación y la degradación de la fauna y la flora. Particularmente en el departamento de Chocó, la zona más afectada es el municipio de la Unión Panamericana, centro de la actual investigación. Allí es evidente que con la transformación de la minería tradicional a minería ilegal se presentan graves problemáticas de carácter socioeconómico destacándose, entre estas; desplazamiento forzoso, descomposición del tejido social, pobreza extrema, violencia y pérdida de la identidad cultura. Además, causa daños ambientales irreversibles por la utilización de Mercurio, alteración de las capas del suelo y la contaminación de recursos hídrícos de gran importancia para el abastecimiento del agua a la población.