El presente texto no pretende ofrecer un discurso teórico demostrativo. Contiene simplemente la enunciación de las convicciones de la autora, basadas en su experiencia interior y en el pensamiento de algunos filósofos. Se afirma que la relación con los otros no es extrínseca a la persona humana sino constitutiva de su individualidad, que la reflexión personal entraña un diálogo y que la comunicación es un proceso de presencialización de un sujeto humano ante las otras personas por medio de la totalidad indisoluble que constituyen la palabra, el gesto y el silencio.