El texto desarrolla una aproximación teológica y pastoral a la cultura de la imagen. Establece primero la dinámica icónica existente entre la imágen del misterio y el misterio de la imagen, asumiendo allí el eje de la reflexión teológica cristiana sobre la imagen: la Encarnación de Jesucristo, imagen y palabra de Dios Padre. Prosigue luego con una mirada a la Iglesia, llamada a ser en sí misma imagen comunicadora de Jesucristo, en su vertiente evangelizadora y de testimonio. Concluye planteando cómo una auténtica pastoral de la comunicación en América Latina debe ser indiscutiblemente también una pastoral de la imagen.