Actualmente nos encontramos en un mundo conectado y esto va más allá de las redes de internet. El mundo se ha transformado y con esto también nuestra forma de relacionarnos, no solo con otros seres humanos, sino que hemos logrado romper esta idea antropocentrista de percibir el mundo por y para el hombre. Esta ruptura de ideologías nos ha permitido concebir la posibilidad de relacionarnos con otro diferente al ser humano, este otro puede ser un objeto, un animal e incluso la tecnología. La necesidad de relacionarnos con otro y la posibilidad de generar nuevas subjetividades es uno de los pilares fundamentales del posthumanismo y es aquí donde el arte se vuelve protagonista.
Algunas obras de arte contemporáneo manifiestan el pensamiento posthumanista, el cual se entiende como una nueva mirada del ser humano y las conexiones que este establece. El sujeto posthumanista no solo crea relaciones con seres humanos, sino que desarrolla relaciones con la tecnología, naturaleza y demás objetos, volviéndolos seres activos directamente relacionados con nuestro actuar. Este pensamiento posthumanista ha salido del ámbito únicamente teórico a partir de muestras artísticas actuales.
A causa de estas representaciones artísticas contemporáneas, el ideal posthumanista se vuelve más tangible y aplicable a la sociedad actual, generando la posibilidad de replantear una nueva comunicación no solo entre seres humanos, sino que esta nueva comunicación posthumanista ve específicamente a la tecnología como un sujeto activo en el proceso comunicativo donde puede establecer una conexión con un sujeto humano y a partir de esta conexión ambas partes van desencadenado una serie de reacciones.