La llegada del siglo XXI ha coincidido con profundas transformaciones del campo de producción cultural venezolano, aceleradas desde 2001 por el anuncio presidencial de una “revolución cultural”, cuyas pugnas simbólicas han acompañado el progresivo enrarecimiento de la vida nacional. No solo el campo cultural se fracciona en dos círculos ―el oficial y el opositor―, sino que en ciertos autores se observa una radical experimentación con nuevos lenguajes y tecnologías en los que se expresa un proyecto de intervención social. El presente trabajo contextualiza y describe algunas variables de esa experimentación en la lírica.