Este trabajo reflexiona sobre la manera en que la oralidad puede ser usada como fuente al momento de hacer historia, rescatando su valor, en especial para estudios acerca de las mentalidades, la vida privada o las clases populares, entre otros. Se desarrolla con base a una entrevista realizada a una mujer que vivió en Pandi Cundinamarca durante la primera mitad del siglo XX y busca entender la riqueza cultural que se inscribe en prácticas propias de la medicina tradicional campesina como la preparación de remedios caseros. También intenta analizar la relación del sentido del olfato con la memoria y el significado que se le da a los olores como construcciones culturales que encierran complejos y muchas veces desapercibidos modelos de pensamiento. De este modo, se intenta rescatar el olfato como un medio por el cual los hombres han percibido, comprendido y perpetuado el mundo y sus experiencias de vida y que cuenta con unas características especiales en la medida en que revela lo secreto, lo escondido y lo incógnito en el cuerpo social, que no es expresado fácilmente a través de lo visual o lo auditivo.