La crisis ecológica actual se presenta como resultado de una inadecuada relación del ser humano con la naturaleza, que desborda el ámbito de lo estrictamente natural al incursionar en la esfera de lo social. Esto se presenta como un desafío que obliga a la teología a proclamar un mensaje de esperanza, sustentado en la Palabra y la tradición cristianas. En el presente artículo, en respuesta a este reto y como contribución a la solución de dicha problemática, el autor propone ocho rasgos que caracterizan una espiritualidad ecológica, y los agrupa en cuatro dimensiones.