Desde hace tiempo disfruto recorrer la ciudad. Recorrer Bogotá y encontrar nuevas formas, jugar con el volumen de cada forma y distribuirlas en mi mente de forma distinta. Imaginar nuevas estructuras a partir de las que me rodean. Siempre he sentido que las edificaciones son musas que evocan otras fuerzas. Fuerzas orgánicas que compiten con los materiales fríos y van abriéndose paso.