Como resultado del avance urbanístico de los últimos años en la ciudad nacen espacios de anonimato en Bogotá. Espacios relacionados con indicadores negativos que obligan a evitar vínculos con la ciudad haciendo de esta una urbanización por la que sus ciudadanos pasan sus días sin ningún tipo de domesticación o sentido de apropiación. Espacios que se vuelven de nadie, espacios residuales.
Además de la comunicación y relación evidente entre el transeúnte y la ciudad, busco afectar la experiencia sensorial y perceptiva de este mediante una transformación paisajística que incluirá la reprogramación de la memoria colectiva hacia estos espacios residuales.