Durante décadas, Colombia ha debido enfocarse principalmente en la mitigación de distintas y urgentes problemáticas que le son particulares: más de 50 años de conflicto armado, el periplo de las drogas y las crecientes tasas de pobreza y desigualdad, entre otros. De ahí que se hayan desatendido ámbitos específicos de la diplomacia —por ejemplo, la diplomacia cultural— y procesos como la implementación del soft power o el fortalecimiento de la identidad nacional y la Marca País. También se han visto directamente afectados sectores económicos como, por ejemplo, el turismo, las exportaciones y la industrialización de commodities o productos de materia prima.
Es a la luz de esta problemática que este trabajo de grado busca reivindicar un concepto como el de gastrodiplomacia, aún no lo suficientemente investigado en Colombia, para hacer frente a unas descaminadas políticas públicas y su incapacidad de congregar distintas entidades gubernamentales e identidades gastronómicas nacionales. Este desconocimiento del término no solo impide el desarrollo e implementación de estrategias para la popularización y monetización de la comida colombiana en el exterior, sino también para el posicionamiento internacional de una imagen positiva de Colombia y su dominio mediante el soft power.