El desafío reciente de los medios de comunicación nos pone en el brete de tener que decidir si, pilares tan básicos como la verdad o la objetividad deben seguir siendo respetados o no. Optar por un extremo condena la tarea periodística al realismo informativo o al escepticismo más sospechoso. Si es posible volver a recuperar el término verdad para la tarea de la Información Periodística, será asumiendo que el profesional hace algo con la realidad de la que informa. Ya no hay posibilidad de pensar en una objetividad inmaculada que confunda al profesional con los instrumentos que utiliza. Pero, sin verdad ni objetividad ¿podrá salvarse la deontología profesional sobre la que pivota el derecho constitucional a la información? Esta reflexión es la que nos lleva a buscar un nuevo paradigma de comprensión de la verdad que aúne las grandes líneas de la tradición occidental de pensamiento con las exigencias que las rutinas profesionales imponena la Teoría de la Información Periodística.