A través de la representación cinematográfica del maestro rural, de la trabajadora social, del rociador y del notificante, a quienes llamaré intermediarios sanitarios, y de la recreación de las campañas de erradicación del paludismo, en 1957, y de prevención contra la tuberculosis, en 1960, este artículo analiza en cuatro cortometrajes de época, la presencia de un discurso visual y oral impregnado de símbolos nacionalistas que exaltaron la labor, en materia de salud, del Estado mexicano de la segunda mitad del siglo xx. Se confirma que el cine médico-sanitario producido en México a finales de los cincuenta, en tanto instrumento de educación higiénica, fue un eficiente medio de propaganda para que el Estado y las autoridades sanitarias mexicanas promovieran sus proyectos sanitarios recreando la imagen de un México sano y moderno.