La ciudad contemporánea se plantea como un organismo en constante evolución, en el que las interacciones locales de sus integrantes biológicos se relacionan con su medio tecnológico en una relación difícilmente predecible: Ecosistemas artificiales en constante evolución cuyo éxito depende de su plasticidad y capacidad de adaptación a partir de la modelación de sus algoritmos y la programación genética de la ciudad. El proyecto pretende vincular los procesos termodinámicos propios de los organismos vivos, las posibilidades post-humanas y biotecnológicas, las ventajas de una transformación de paradigmas desde la competitividad hacia la colaboración, la inclusión de la incertidumbre y la emergencia en los procesos de diseño y la posibilidad autopoietica del ecosistema a partir de las teorías del caos y de juegos presentes en la simulación.