Alguna vez perdí conciencia de aquello que para todos debería ser fundamental, el deseo y la convicción de defender la vida por sobre todo lo demás. En mi caso no se trató de la vida de los otros, sino de la mía. Partiendo de esa experiencia y luego de ver el poder que tiene el arte para restituir, explorar y saciar los conflictos del hombre, decidí emprender una búsqueda, que tiene como fin producir un arte capaz de transformar la crueldad, llevándola a otros órdenes en que sus acciones sean catárticas y reconstructoras.