El sustantivo “herencia” en su sentido biológico comenzó a circular en Francia en la década de los años treinta del siglo XIX. En ese mismo siglo la herencia fue vinculada a la pesimista noción de degeneración y el control sobre la misma se convirtió en una herramienta de los médicos franceses para incluir sus proyectos académicos y políticos en los de la nación francesa. En México sucedió una cosa similar. Después de dos generaciones distinguibles de médicos de finales del siglo XIX y principios del XX que incorporaron a sus proyectos la manipulación de la herencia en el mismo tenor que había tenido en Francia y en las que se cuestionaron los matrimonios consanguíneos, se instaló como parte de las leyes que rigen al matrimonio civil la necesidad de la vigilancia médica de todas las uniones, y no sólo las de este tipo. Esto ocurrió justo en el momento en el que movimiento eugenésico mexicano se institucionalizó. A pesar de haberse trasladado desde Europa a la sociedad mexicana, las nociones de herencia, degeneración, consanguinidad y eugenesia fueron amoldadas y justificadas a los valores y situaciones locales.