La recolección y conservación de muestras biológicas con fines investigativos es una actividad ligada desde tiempo atrás con la historia y evolución de la ciencia y la medicina; hoy en día, la disponibilidad de bancos de conservación de muestras adecuadamente validadas, está asociada con el desarrollo presente y futuro de la investigación científica. En general se entiende que un banco de conservación de muestras es un espacio físico que permite mantener en condiciones ideales una serie de muestras biológicas de manera organizada, observando los más altos estándares de calidad, apegados a la normatividad ética y legal establecida para estos casos y cuyo fin es la investigación biomédica tendiente a generar nuevo conocimiento, así como a diversas aplicaciones diagnósticas y terapéuticas. Los bancos de conservación de muestras constan, más allá de su infraestructura física, de una base de datos que permite conocer en tiempo real y al detalle el estado y condición de cada muestra, además de protocolos y normas claras y perfectamente establecidas para la utilización de las muestras para los proyectos de investigación que las requieran. La mayoría de los bancos de conservación de muestras nacieron de la necesidad de almacenar muestras biológicas remanentes de alguna investigación biomédica o poblacional, de diferentes campañas de salud, o de muestras recolectadas con propósitos forenses y de criminalística. Posteriormente, con el mejoramiento de las técnicas de conservación de muestras y con el advenimiento de las microtécnicas de análisis molecular, quedó patente la necesidad de institucionalizarlos hasta convertirlos en lo que son hoy, el punto de partida para cualquier proceso investigativo y de generación de nuevo conocimiento, una herramienta científica de primer orden con un potencial de desarrollo virtualmente ilimitado. Este escrito pretende recrear algunos de los aspectos más importantes del desarrollo de los biobancos, así como resaltar su importancia para la consolidación de una cultura investigativa de calidad, seria y sostenida en el tiempo, que redunde en el desarrollo de la comunidad científica en particular y de la sociedad en general. (Acta Med Colomb 2012; 37: 158-162)