Al leer las frases iniciales de la presentación de este material, me sitúo como espectadora de una obra: una protagonista, un escenario y un público lector. La protagonista habla, se desplaza, canta, pinta y juega. Hay un despliegue de vitalidad, dinamismo y creatividad. Otra escena: la alergia, la piel comprometida, “sin causa médica aparente”; cuando la piel se vuelve el escenario de “algo” que resulta intolerable, escenario y protagonista dejan de ser dos para convertirse en uno solo. En otros momentos, la que aparece como protagonista es la diada Gretchel-analista. Evocando los Teatros del Cuerpo, me traslado con Joyce McDougall chiquita, a la finca de Mater. Regreso al encuentro con Gretchel y su analista, y soy parte de este ustedes, un público con el cual la analista quiso compartir esta historia para que “podamos imaginarla, conectar con ella y comprender un importante cuadro alérgico recurrente”, propósito que logra con creces. Me involucro, me conmueve sentirme invitada a la intimidad de una cura analítica, que permite el proceso de subjetivación de Gretchel, que ocurre con esa otra analista receptiva a las diversas formas de comunicar de su paciente.