El lenguaje atraviesa la mayoría de nuestras experiencias: desde la configuración de nuestra subjetividad, hasta la legitimación de estructuras sociales en las que inscribimos nuestras prácticas. Partiendo de la idea de la convención social del signo lingüístico, esta investigación explora los usos del lenguaje que justifica la manera en la que se ejerce poder por parte de unas colectividades heterosexuales y cisgénero. De esta manera, se reflexiona sobre la forma en que las llamadas minorías sexuales y de género escapan de los pronunciamientos injuriosos y crean nuevas posibilidades para afrontarlos. Así, teniendo en cuenta lo anterior esta investigación se pregunta: ¿cómo las experiencias de disidencia sexual y de género resignifican los insultos para configurar su subjetividad? Por medio de la Teoría Fundamentada, se realizaron entrevistas semi-estructuradas en las que se analizaron enunciados que cumplen una doble función: abren heridas lingüísticas y posibilitan la resistencia en la resemantización de los significantes. En un primer momento, el texto recorre los principales asuntos teóricos que dan cuenta de la relación entre la ideología y el lenguaje. En el segundo capítulo se gesta un diálogo entre los hallazgos de las entrevistas y la teoría para comprender cómo se atraviesa la herida del lenguaje. Finalmente, se aborda la resignificación de los insultos y las otras resistencias que agencian las disidencias de la sexualidad y el género.