Descripción
ANTECEDENTES: en el último consenso de la AHA/ACC se recomiendan puntajes clínicos para mejorar la sensibilidad (68%) y la especificidad (77%) de la prueba de esfuerzo, método diagnóstico de primera línea en el tratamiento de la enfermedad coronaria (una de las principales causas de morbimortalidad en Colombia y el mundo). Sin embargo, son pocas las instituciones del país que los utilizan y son difíciles de aplicar en poblaciones diferentes a aquellas para las cuales fueron desarrollados, haciéndose necesario realizar un estudio que valore su desempeño en nuestro medio.
MATERIALES Y MÉTODOS: se escogieron las escalas de Morise y Duke para evaluar por qué han sido validadas en varias poblaciones y fueron citadas en el consenso de la AHA/ACC. Los puntajes de Morise y Duke clasificaron a los pacientes en probabilidad baja, intermedia o alta para enfermedad coronaria.
OBJETIVOS PRIMARIOS: validar las escalas de predicción para enfermedad coronaria y determinar el mejor punto de corte para cada escala en un tiempo de seguimiento de un año.
OBJETIVOS SECUNDARIOS: determinar un desenlace compuesto por infarto agudo del miocardio, muerte cardiaca, angina que requiere hospitalización, obstrucción coronaria mayor a 50% y/o angioplastia e implante de stent. Determinar el mejor punto de corte mediante curvas de ROC.
CRITERIOS DE INCLUSIÓN: pacientes mayores de 18 años de edad, con sospecha de enfermedad coronaria.
CRITERIOS DE EXCLUSIÓN: pacientes embarazadas, con enfermedad coronaria documentada, electrocardiograma no interpretable, incapacidad o contraindicación para realizar prueba de esfuerzo por cualquier motivo, depresión del segmento ST menor a 1 mm en el electrocardiograma de base, imposibilidad de realizar seguimiento, y datos incompletos que impidieran el cálculo de las escalas.
ANÁLISIS ESTADÍSTICO: la muestra se calculó utilizando error alfa menor de 0,05, error beta menor de 0,20 (poder de 80%), probabilidad de clasificación correcta 0,4, nivel de kappa para la
hipótesis nula 0,85 y nivel de kappa para la hipótesis alterna 0,7. Se utilizó el programa Tamaño de la
Muestra (TaMaMu), versión 1,0, se requirieron 101 pacientes.
RESULTADOS: se reclutaron 127 pacientes y se excluyeron 9; 2 por pruebas de esfuerzo submáximas
y 7 por no ser posible el seguimiento, y se analizaron 118. El seguimiento promedio fue de 343 días (1-
564. Edad media: 59 años (29-83). Mujeres: 53% (63) y hombres: 47% (55). Edad media de 59 y de 57
años, respectivamente. Otras características: tabaquismo: 47% (55), dislipidemia: 68% (80), índice de
masa corporal mayor a 27,5: 18% (45) y diabetes mellitus: 16% (19). La escala de Morise clasificó 36%
(43) en bajo riesgo, 52% (61) en riesgo intermedio y 12% (14) en riesgo alto. Según Duke los resultados
fueron 53% (63), 41% (48) y 6% (7) respectivamente. Al interpretar la prueba de esfuerzo aislada, los
cardiólogos clasificaron a los pacientes así: 81% (95) negativas, 8% (10) sugestivas y 11% (14) positivas. El punto o desenlace final compuesto se presentó en 11% (14 pacientes). Al comparar a los pacientes con desenlace y sin éste, los primeros se clasificaban con más frecuencia como de alta probabilidad que aquellos que no, con diferencias estadísticamente significativas (Morise: p=0,0002 y Duke: 0,0005). En la escala de Morise con punto de corte de 48, se logró sensibilidad de 92% y especificidad de 68%. En Duke, con punto de corte de 38, fue de 100% y 31%.
DISCUSIÓN: la concordancia para Morise es mejor que para los demás métodos evaluados. Adicionar los puntajes clínicos a la interpretación de la prueba de esfuerzo mejora las características operativas de la misma sin aumentar los costos, y se logra un ahorro de 10% a 18%.
CONCLUSIONES: los puntajes clínicos aumentan la sensibilidad y la especificidad, por lo cual se deberían utilizar de manera rutinaria para el informe de una prueba de esfuerzo convencional. Sin embargo, se hace necesario buscar soluciones que mejoren aún más dicho desempeño.