Un problema que enfrentan los sistemas de salud alrededor del mundo es el del envejecimiento de las poblaciones, junto con el cambio en los patrones de enfermedad, hacia una mayor prevalencia de las enfermedades crónicas que requieren de costosas intervenciones en salud para su cubrimiento. Si bien todas las economías se enfrentan a la limitación de recursos para asegurar el disfrute del derecho a la salud y a la atención en salud, hoy en día la búsqueda de una salud perfecta se ha convertido en un objetivo inadecuado e ilusorio que podría ir en detrimento de otros aspectos de la sociedad. Así pues, hoy más que nunca, es imperativo establecer límites en acceso a innovación en salud. En este texto, desde la perspectiva de cuatro grupos de autores (Callahan; Daniels; Powers y Faden; y Callon, Lascoumes y Barthe), se discute cómo el derecho a la salud implica una conexión con otros determinantes y cómo las decisiones que se tomen sobre el establecimiento de límites en salud solo pueden alcanzar una plena legitimidad si los tomadores de decisión son responsables de las razones que les asistieron, y si los directamente afectados por las decisiones, y en general los actores involucrados, proveen criterios para evaluar su aceptabilidad ética. En un contexto así, la metodología de controversias socio-técnicas implementadas en foros híbridos puede ser una herramienta para asegurar la democratización de las decisiones en la búsqueda de procesos justos e imparciales, en los que se privilegie la centralidad del ser humano que sufre.